POLVORÍN Y CUERPO DE GUARDIA EN EL RISCO DE SAN BLÁS EN ALBURQUERQUE, BADAJOZ.

En el risco de San Blás de Alburquerque, tenemos estas dos construcciones hechas a raíz de la explosión de un almacén de pólvora en el castillo de la villa, es una pena que estén en este estado de ruina y dejadez por abandono por parte de las autoridades tanto locales Ayuntamiento, provinciales Diputación y autonómicas Junta de Extremadura y amenazan un derrumbe en breve ambas construcciones aunque ya hay partes hundidas; son dos edificios antiguos de extraordinaria belleza en un paraje de idénticas características con un paisaje extraordinario, existiendo a escasos metros pinturas rupestres, también en estado de abandono y que ya denuncié en su día en otra publicación.


CUERPO DE GUARDIA:

Según accedemos nos encontramos primero con el cuerpo de guardia, una edificación hecha en mampostería de piedra principalmente y ladrillo, enlucida y encalada con un zócalo pintado en azúl casi desaparecido, con un soportal de arcos en la fachada principal que tenia unos asientos tipo banco en la pared; tiene tres habitaciones con una central que se accede desde el exterior por una puerta que conserva sus quicialeras, esta habitación conserva su alacena y de esta se accede a otra habitación que serian las habitaciones de la tropa, una segunda puerta da acceso desde fuera a la habitación del oficial, ambas con sus respectivas chimeneas y ventanas.


POLVORÍN:

Esta edificación es de mayor tamaño y se encuentra apoyada en un lateral en la misma roca del cerro, también de mampostería de piedra y ladrillo, enlucida y encalada, la puerta del recinto que conserva las grandes bisagras de hierro y quicialeras de granito, se encuentra en un vértice orientada hacia el pueblo que es lugar que técnicamente estaría más protegido, encima de esta puerta existió una placa posiblemente de mármol, de la que desconozco su grabado pero se puede apreciar el marco de esta placa todavía en la parte alta de dicha puerta, cuando se accede lo primero que nos encontramos es un patio amurallado con sus respectivas troneras para su defensa con fusiles, también se observa restos de una gran tinaja como recipiente presumiblemente de agua, pero sin tener certeza de ello; en el centro del patio está la construcción del polvorín con su puerta de entrada y junto a esta hay un aro de hierro para atar las caballerizas cuando cargaban la pólvora o munición, también con troneras con sus respectivas rejillas, pero estas más con sentido de respiradero de aire, para que la pólvora y municiones no cogieran humedad; se ve que por dentro del polvorín y patio han sido construidos unos abrevaderos y comederos para ovejas o cabras posteriormente.


Os pongo fotografías detalladas de todo y una foto satélite para que veáis la ubicación de las edificaciones en el entorno.

José Antonio Hinchado Alba


(1760). En el plano que se ejecutó en 1760 a fin de consignar los daños producidos por la explosión del polvorín, se dice "Las casas arruinadas en la villa de adentro son veinte, las demás han padecido algo en sus tejados, y techos, por las piedras que cayeron sobre ellas pero la mayor parte se han libertado, siendo de estas, las de la villa afuera, donde no alcanzaron".


(1793). Esta villa, como plaza de armas, tiene una plaza mayor compuesta de gobernador (quien ejerce la jurisdicción militar), teniente de rey, sargento mayor, ayudante y un capitán de llaves; hay agregados a ellas un mariscal de campo, tres capitanes, un teniente con una compañía de inválidos, compuesta de capitán, teniente y subteniente, cuatro sargentos, dos de compañía y dos agregados; hay un guarda almacén y un destacamento de artillería compuesto de un teniente, sargento y doce soldados.

Hay también ocho compañías de milicias urbanas compuestas cada una de un capitán, teniente y subteniente, cuatro sargentos y ocho cabos, que son los que gozan únicamente del fuero, con arreglo a lo prevenido por Real Orden de 19 de septiembre de 1767, a causa de que soldados lo deben de ser todos los vecinos que se alistan, cuando Su Majestad (que Dios guarde) lo manda y es preciso los necesarios.

También hay dos tenientes de Milicias Provinciales, el uno de las de Badajoz y el otro de las de Trujillo.


(1793). ...hacen rogativa con misa solemne en la iglesia del castillo, a que van procesionalmente dando gracias a su Divina Majestad de no haberse arruinado el castillo y el pueblo en tal día, año de 1760, en que cayó una centella en la torre del homenaje en que había un almacén con setecientos y más quintales de pólvora, desmoronando una almena y ladrillos del techo de la bóveda que custodiaba la pólvora, saliendo a afuera del que quedó señales, vendiciendo en ambas ocasiones con estas santas reliquias los campos...


(1914). No cabe duda de que el suceso de la voladura del polvorín revistió gran importancia; pues todavía después de 156 años, se conserva memoria de esta desgracia, que si bien es cierto que pudo ser causa de una verdadera catástrofe, no por eso se crea no hubo mucho que lamentar. Según referencias de algunos ancianos que, a su vez recuerdan haberlo oído a sus mayores, la explosión fue enorme; hasta los barrios mas apartados sufrieron sus efectos; una gran mole de piedras que fue a caer a la calle de Carrascallejo, mató a una infeliz mujer, otra murió en la Plaza del Pilar, habiendo además otras con las piernas cortadas y varios heridos graves, que después murieron. Pero donde más estragos hizo la explosión fue en la villa de adentro, donde apenas quedó pared que no estuviera agrietada y donde se derruyeron dos casas en la plaza de Santa María ¹. Hay quien asegura, aunque esto ya no puede merecer tanto crédito, que una garita, con un soldado dentro, voló a gran distancia, yendo a caer en un corral de la calle Derecha, conocida por la casa de la señá Olayita (señora) y hasta que el soldado resultó ileso. Pero aun descontado todo lo que la fantasía popular aumente, no cabe desconocer la importancia del hecho relatado, que comprueba el testimonio irrecusable del señor Salgado Duran, y lo corrobora la circunstancia de que después de tantos años, aún se conserva memoria en el vecindario.

Como consecuencia de la catástrofe que produjo la memoria del polvorín, pasado ya algún tiempo, con motivo de las necesidades que la fortaleza tenia de almacenar nuevamente gran cantidad de pólvora y otras materias explosivas, aleccionada ya la villa por los hechos relatados, solicitó y obtuvo autorización para construir un polvorín en sitio a propósito y que estuviera alejado algún tanto del pueblo, a fin de evitar las tristes consecuencias que produciría una nueva explosión.

Entonces fue cuando se construyó el que hoy casi se conserva derruido en el Cerro de San Blás, de cuyos edificios uno fue el polvorín y el otro destinado a cuerpo de guardia. De esto último, según referencias que tenemos por exactas, se conservan documentos que lo comprueban en el archivo parroquial de Santa María, aunque nosotros no hemos logrado verlos.

¹ Todavia  se ven estas casas derruidas; son las que estan en la calle del Carmen y en la calle Santa María que dan frente al castillo.


(1984). La explosión del almacén de pólvora en 1760 destruyó partes del castillo, que no se reconstruyeron hasta 1947, por Dirección General de Patrimonio, y otras en 1985 por la Junta de Extremadura.


(1985). Plano a raíz de la voladura del repuesto de pólvora a causa de un rayo el día 27 de agosto de 1760... 

"Datos para la historia. La centella. Crónica de una tragedia". Revista de Feria. Alburquerque septiembre de 1985.

De Eugenio López Cano. (Pendiente de datos).


(2003). Según don Lino Duarte después de este suceso (1760), el polvorín fue trasladado a la ladera este del risco de San Blás, un edificio todavía en pié, distribuido en dos salas, uno para la santabárbara y otra para el cuerpo de guardia.

El polvorín.